martes, 18 de julio de 2017

La Libertad guiando al pueblo, de Delacroix


La obra objeto de comentario se corresponde con un óleo sobre tela realizado por Delacroix, La Libertad guiando al pueblo (1830), localizado en el Museo del Louvre de París, Francia.

La obra se inscribe en el contexto histórico de la Europa de la primera mitad del siglo XIX y, más concretamente, en el de la Revolución de 1830 ocurrida en Francia, que llevaría al trono a Luis Felipe I de Orleans (1830-1848) en sustitución de Carlos X (1824-1830). Junto con la Revolución de 1848, la Revolución de 1830 contribuiría a acabar con el sistema de Restauración ideado en el Congreso de Viena (1814-1815) tras las Guerras Napoleónicas y, asimismo, a crear las condiciones para la instauración de la II República francesa (1848-1852).

Por otra parte, la obra se encuadra en el contexto histórico-artístico del romanticismo y, más concretamente, en el de la pintura romántica. Según BELCHEM y PRICE (2007), el romanticismo, arraigado en la segunda mitad del siglo XVIII, fue un movimiento literario, musical y plástico caracterizado por la exaltación de lo subjetivo, lo emocional, lo irracional, lo fantástico, lo grotesco, lo horrible o lo trascendental, cuya eclosión se produjo en la década de 1830, coincidiendo con el inicio de las oleadas revolucionarias en Europa. Entre los máximos exponentes del romanticismo pictórico se encuentran Füssli, Blake, Constable, Turner, Goya, Friedrich, Géricault o el mismo Delacroix.

Epítome del artista subjetivo, Eugène Delecroix (1798-1863) fue un pintor francés, con talento para la música y la literatura, formado en la escuela de arte de París junto con Géricault y Bonington. Influido por las ideas de Goethe, de los maestros venecianos y de Constable, en 1822 expuso sus cuadros más importantes, entre los que se cuenta Dante y Virgilio en el Infierno, y, en adelante, se asoció con los círculos románticos de la época, entre cuyas amistades se encontraban Víctor Hugo, Alejandro Dumas o Stendhal. Las visitas del pintor a Inglaterra, Argelia, Marruecos y España inspiraron la realización de muchos cuadros importantes, de naturaleza romántica y exótica, en los que utilizaría las técnicas de los viejos maestros aplicando audazmente la luz y el color, influyendo decisivamente sobre los pintores impresionistas. La emotiva expresividad de su estilo, pleno de múltiples significados, y los gestos arremolinados son tan importantes en sus cuadros como el tema en sí. Sus escenas tienen un significado doble: la expresión de la idea de la rebeldía contra la opresión en el mundo y en el propio Delacroix. 

En ese sentido, La Libertad guiando al pueblo es una de las manifestaciones de dicho ideal. Aunque Delacroix no intervino directamente en política, estaba galvanizado por el ideal de la libertad y su pasión por ésta hubo de inflamarse ante la Revolución de 1830. Para celebrarlo, el parisino pintó este cuadro en el que, a partir de una composición piramidal y el desarrollo de la perspectiva, la figura simbólica de la Libertad iluminadora, con los senos desnudos y enarbolando la bandera tricolor francesa, se yergue sobre el humo de la batalla y sobre los muertos y guía al pueblo en armas (representado por los burgueses, los soldados y los obreros), en una victoria para Francia, y también para Delacroix. Los colores son pálidos, de tonos ocres y pinceladas sueltas, destacando el azul, el rojo y el blanco de la bandera.

BIBLIOGRAFÍA

BALLY, J.-C. (1966): Cien obras maestras de la pintura, Barcelona, Círculo de Lectores.

BELCHEM, J. ET PRICE, R. (EDS.) (2007): Diccionario Akal de Historia del siglo XIX, Akal, Madrid.

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