viernes, 22 de noviembre de 2019

Paisaje industrial negro


El documento objeto de comentario se corresponde con un paisaje industrial, es decir, aquél en el que todos sus elementos están organizados en función de las necesidades de la industria. Así, en lo que parece ser un entorno excavado sobre un suelo árido o semiárido, con presencia de sales abundantes, se puede observar una mina a cielo abierto, compuesta por un conjunto de naves y almacenes degradados que comunican unas con otras a través de cintas transportadoras por las que, presumiblemente, habría circulado el mineral extraído. El paisaje se corresponde con un paisaje negro. Los paisajes negros suelen localizarse en cuencas mineras explotadas desde los siglos XVIII y XIX, como, por ejemplo, los valles del Rin, el Ruhr o Yorkshire. Las industrias relacionadas con este tipo de paisajes son la siderúrgica, la textil y derivadas como la eléctrica, la mecánica, la metalúrgica o la química.

La actividad industrial está condicionada por una serie de factores. El factor tierra se refiere a los recursos naturales empleados en el proceso de producción. En el caso que nos ocupa, la mina se localiza en el mismo lugar de extracción, posiblemente cerca del ferrocarril, por lo que los costes de transporte habrían sido mínimos. El factor trabajo hace referencia al mercado laboral. En este caso, es probable que el volumen de fuerza de trabajo disponible haya pasado de una alta concentración a un valor mínimo debido a la reestructuración del sector en años recientes y a la degradación del medio. El factor capital se refiere al conjunto de bienes disponibles destinados a la producción de otros bienes. En el caso que nos ocupa, la infraestructura levantada para extraer el mineral ha sido abandonada, aunque aquélla podría ser rehabilitada o reemplazada por otra con el mismo propósito. Por último, el factor tecnología hace referencia al conjunto de conocimientos y métodos de trabajo que se incorporan al proceso de producción y que permite aumentar la productividad de los trabajadores, aunque en este caso los equipamientos propios de la industria básica hayan dejado de ser funcionales.

Este paisaje industrial se corresponde a un paisaje negro localizado en una cuenca minera. Las minas han sido el motor de una gran parte de las economías nacionales desde la Primera Revolución Industrial, ya que abastecen de minerales metálicos (bauxita, cinc, cobre, cromo, estaño, hierro, níquel, piritas, plomo) y no metálicos (caolín, cuarzo, feldespato, magnesio, sales) a las industrias siderúrgica, química y de la construcción, respectivamente. Las características de estos paisajes, como, por ejemplo, una atmósfera contaminada, el impacto sobre el medio o las malas condiciones de fábricas, viviendas y equipamientos, han contribuido, sin embargo, al abandono y reestructuración de este tipo de espacios, los cuales se han convertido en nichos de atracción para la industria punta o de alta tecnología, menos contaminante, y el turismo. 

En España, los yacimientos minerales más importantes, históricamente explotados (en parte) por empresas extranjeras, se localizan en el Macizo Galaico, la Cordillera Cantábrica occidental, Sierra Morena, el Sistema Ibérico y las Cordilleras Béticas, aunque su explotación es insuficiente para satisfacer la demanda, por lo que el Estado debe importar la materia prima de otros países. No obstante, el aumento de la demanda y el precio de ciertos minerales a nivel mundial ha dado lugar a que algunas empresas valoren la reapertura de yacimientos abandonados, tal y como sucede en las minas de Riotinto desde 2017. En Galicia, los principales productos mineros son el granito y la pizarra, ambos destinados a la construcción y con un peso considerable en la economía local y regional por la riqueza y los puestos de trabajo que genera.

En cualquier caso, desde la crisis energética de 1973, este tipo de industria básica ha sufrido una serie de modificaciones en favor de un nuevo modelo productivo que busca aumentar la rentabilidad y la competitividad de las industrias maduras, así como reducir los impactos negativos sobre el medio ambiente. En ese sentido, las minas destruyen la corteza terrestre, contaminan el agua, modifican sustancialmente los biomas en los que se asientan y tienen efectos negativos sobre la salud humana, por lo que las actuaciones políticas y empresariales, a nivel jurídico, administrativo, técnico y fiscal, buscan reducir dichos impactos de acuerdo al principio de desarrollo sostenible, así como rehabilitar instalaciones abandonadas o reutilizar el suelo industrial. 

Actualmente, el aumento de la demanda y del precio de ciertos minerales ha dado lugar a importantes tensiones en el comercio mundial de este tipo de materias primas, las cuales resultan clave para el desarrollo de países emergentes como Brasil, Rusia, India o China. En el caso de España, los principales problemas a los que se enfrenta la minería son el déficit de los recursos naturales, los desequilibrios territoriales y sectoriales, la deslocalización de las grandes empresas, la escasa innovación tecnológica, la escasa competitividad de sus productos y la falta de inversión. La solución pasa por fomentar la investigación y el desarrollo tecnológico; buscar usos alternativos como el turismo cultural; restaurar el paisaje degradado; apoyar con incentivos a las zonas más atrasadas y a los productores locales, generalmente reunidos en pymes, y limitar la actividad en parques nacionales y naturales en beneficio del medio ambiente.

(La imagen se corresponde con una mina abandonada de Riotinto, Huelva)

BIBLIOGRAFÍA

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GEORGE, P. (DIR.) (1991): Diccionario Akal de Geografía, Madrid, Akal.

GIL OLCINA, A. ET GÓMEZ MENDOZA, J. (COORDS.) (2009): Geografía de España, Barcelona, Ariel.

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