viernes, 13 de enero de 2017

La ciudad ideal renacentista


El documento objeto de comentario se corresponde con siete variaciones de ciudades fortificadas poligonales pertenecientes a la obra de Pietro di Giacomo Cataneo (1510-1574), Los Cuatro Primeros Libros de Arquitectura (1554).

La Real Academia Española define el término de ciudad como un “conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas”. Pero se trata de una definición un tanto ambigua; más aún si atendemos a la variedad de criterios utilizada, de entre los cuales la variable cuantitativa es la que más oscilaciones presenta. En cuanto a la variable cualitativa cabe destacar el criterio morfológico, basado en aspectos formales (edificios, hitos, etc.); el criterio funcional, basado en actividades económicas (industria, servicios, etc.); el criterio espacial, basado en el tamaño, la influencia urbana, etc.; y el criterio sociológico, basado en la cultura, las estructuras familiares, las relaciones sociales, etc. La ciudad, por tanto, es un fenómeno difícil de abordar por la heterogeneidad de dimensiones físicas y subjetivas que comprende.

Según la clasificación histórica de Mumford y Sjöberg, que pone en relación las características, la morfología, los tipos de plano y el contexto histórico de cada tipo de ciudad, las variaciones de ciudades fortificadas objeto de comentario se corresponden con el modelo de ciudad preindustrial (VI milenio a.C.- siglo XIX) y, más concretamente, con el de ciudad moderna, es decir, un recinto amurallado a efectos fiscales, defensivos y sanitarios que acoge una pequeña comunidad de habitantes dedicada al comercio, la artesanía y las actividades agrarias. Desde los siglos XV y XVI, inspirados por el redescubrimiento de Vitrubio y la recuperación del mundo clásico, arquitectos renacentistas como Filarete, Alberti, Avelino, da Vinci o Scamozzi, buscan la realización de un plano urbano dinámico y racional, visto en perspectiva, a partir de criterios estéticos y científicos rayanos en la geometría y la proporcionalidad, tal y como podemos comprobar en el plano ideal de Sforzinda, diseñado por Filarete, y las realizaciones de Palmanova (Italia), Trujillo (Perú) o Portobelo (Panamá). 

En el caso que nos ocupa, cada variación urbana responde a un plano hipodámico dentro de un recinto amurallado (cuadrado, pentagonal, hexagonal, heptagonal y eneagonal), dotado de torreones de forma apuntada, en el que el trazado recto de las vías principales y secundarias confluye en un centro físico. A pesar de la idealidad del plano, la proyección arquitectónica acusa una tendencia hacia la eliminación del plano orgánico e irregular propio de la época medieval conservando, por otra parte, la centralidad de los lugares más importantes (iglesia, mercado, ayuntamiento, etc.). 

A pesar de la escasa materialización de los proyectos urbanos ideales, la transformación urbana de Roma bajo las órdenes de los papas (apertura del Tridente, Piazza del Campidoglio, etc.) y el urbanismo colonial americano conseguirán llevar a cabo muchas de estas ideas, cuyo desarrollo alcanzará su plenitud con las ciudades del Barroco, a partir del siglo XVII. 

BIBLIOGRAFÍA

CHUECA GOITIA, F. (1998): Breve historia del urbanismo, Madrid, Alianza.

HERNANDO RICA, A. (1983): Hacia un mundo de ciudades: el proceso de urbanización, Madrid, Cincel.

MUMFORD, L. (2014): La ciudad en la historia. Sus orígenes, transformaciones y perspectivas, Logroño, Pepitas de calabaza.

ROSSI, A. (1986): La arquitectura de la ciudad, Barcelona, Gustavo Gili.

VINUESA ANGULO, J. ET VIDAL DOMÍNGUEZ, M. J. (2014): Los procesos de urbanización, Madrid, Síntesis.

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