sábado, 29 de octubre de 2016

Relieve kárstico


El documento objeto de comentario se corresponde con un diagrama o croquis pictórico de un relieve litológico de tipo kárstico, originado en aquellas zonas donde la disolución de rocas sedimentarias como la caliza o el yeso es muy activa.

Desde un punto de vista topográfico, el relieve kárstico, especialmente desarrollado en la costa dálmata de la antigua Yugoslavia, define aquellas regiones donde los sumideros son numerosos y faltan los pequeños cursos de agua superficiales. En sus primeras horas, las calizas superficiales del paisaje kárstico forman aristas y acanaladuras profundas y dan lugar a un lapiaz o a una garganta u hoz, mientras que los sumideros van incrementando su tamaño hasta convertirse en dolinas o torcas cada vez más numerosas, cuya coalescencia origina formas compuestas alveolares denominadas uvalas. Donde se unen estas depresiones se originan valles de fondo horizontal denominados poljes, donde fluyen ríos superficiales y el suelo puede ser apto para el cultivo. Por otra parte, aquellos huecos por donde el agua se infiltra, denominados ponors, las simas o pozos verticales naturales y las surgencias, esto es, huecos por donde sale el agua, comunican el nivel superficial con el subterráneo, donde se disponen las cuevas, surcadas por galerías y salas de estalactitas y estalagmitas.

En España, el relieve kárstico se extiende por la zona caliza, cuyos paisajes más característicos son los del norte peninsular, como el Valle del Rudrón (Burgos), Macizo de Larra (Navarra), el Parque Natural del Monasterio de Piedra (Zaragoza) o la Ciudad Encantada (Cuenca), y los del sur, como Cerro del Hierro (Sevilla), Sierra de Grazalema (Cádiz), Torcal de Antequera (Málaga), Macizo de Cabra (Córdoba), Sorbas (Almería), Yacimiento Paleontológico de Quibas en Abanilla (Murcia) o el Parque Natural de los Calres del Río Mundo y de la Sima (Albacete). Algunas otras regiones de topografía kárstica son la región de la Cueva Mammoth (Kentucky, Estados Unidos), las Grutas de Cacahuamilpa (Guerrero, México), algunas zonas de Cuba y Puerto Rico y el sur de China.

BIBLIOGRAFÍA

Casas Torres, J. M. (1979): Geografía descriptiva, Madrid, EMESA.

George, P. (2004): Diccionario Akal de Geografía, Madrid, Akal.

Gourou, P. et Papy, L. (1972): Compendio de Geografía General, Madrid, Rialp.

López Bermúdez, F. (1992): Geografía física, Madrid, Cátedra.

Muñoz Jiménez, J. (1992): Geomorfología general, Madrid, Síntesis.

Strahler, A. N. (1975): Geografía física, Barcelona, Omega.

Tejada Álamo, G. (1994): Vocabulario geomorfológico, Madrid, Akal.

V.V.A.A (2009): Geografía General. I, Geografía Física, Madrid, UNED. 

Evolución de la erosión de la capa de ozono entre 2003 y 2011


El documento objeto de comentario se corresponde con un póster ilustrativo sobre la evolución de la erosión de la capa de ozono en la Antártida entre 2003 y 2011, cuyos autores se encuadran dentro de Copernicus, el programa de observación ambiental de la Unión Europea, y, más concretamente, en el Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS), cuyo objetivo raya en la monitorización de la atmósfera a nivel global y regional.

La progresiva erosión de la capa de ozono, escudo protector ante la radiación solar perniciosa, viene siendo un problema de relevancia global desde 1987, cuando se firmara el Protocolo de Montreal para reducir la producción y el consumo de sustancias consideradas responsables del agotamiento de la capa de ozono, los clorofluorocarbonos (CFC), y, más precisamente, desde la firma de dos nuevos acuerdos en Londres y Copenague en 1990 y 1992, respectivamente, que obstaban a eliminar totalmente los CFC para el año 1996. La cantidad de ozono (O3) dispuesto en ínfimas proporciones (0,08%) a lo largo de la estratosfera, situada a 20-40 Km de altura, disminuye en función de la acción antrópica derivada del uso de propulsores como el freón, abonos nitrogenados, aerosoles o aislantes, de forma que la creciente conciencia medioambiental, plasmada en ciertos casos en la legislación actual, recomienda evitar el uso de clorofluorocarburos con el objetivo de recuperar la capa de ozono, pese a la lentitud de tal proceso.

Tal y como se puede comprobar en el póster, la evolución del agujero de la capa de ozono, atendiendo a la premisa de que éste aumenta en invierno debido a la falta de radiación solar y se cierra en verano, describe una oscilación entre 2003 y 2011 tendente a su reducción y, por tanto, a la plena restauración de la capa de ozono, que se producirá en las próximas décadas como resultado de la acción internacional, tal y como concluye el último informe realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Sin embargo, el mismo informe apunta que el calentamiento global causado por los seis gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, gas metano, óxido nitroso, hidrofluorocarburos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre) está afectando considerablemente la reducción de la capa de ozono, por lo que mientras no se restaure ésta seguirá existiendo alto riesgo de cáncer de piel, lesiones oculares, daños en el sistema inmunológico y en el ecosistema.

sábado, 15 de octubre de 2016

El clima oceánico de Galicia


El mapa objeto de comentario se corresponde con una mapa corocromático de Galicia en el que se distinguen, mediante colores y números, los diferentes subtipos de clima a partir del clima oceánico, esto es, clima oceánico costero (1), clima oceánico interior (2), clima oceánico mediterráneo (3) y clima oceánico de montaña (4).

Galicia está situada en el noroeste de la Península Ibérica (latitudes 43º 47' N y 41º 49' N y longitudes 6º 42’ O y 9º 18’ O), en la zona climática templada del planeta. La región está bañada por el Mar Cantábrico al norte y por el Océano Atlántico al oeste, y limita al este con Asturias y Castilla y León y al sur con Portugal. A nivel administrativo, está dividida en cuatro provincias: A Coruña, Pontevedra, Lugo y Ourense.

El clima de Galicia está determinado por una serie de factores astronómicos, termodinámicos y geográficos.

Los factores astronómicos hacen referencia a la latitud y a la radiación solar. En el caso de Galicia, situada en las latitudes medias, el ángulo trazado por los rayos solares oscila entre 40º y 60º y, por tanto, la insolación es media.

Los factores termodinámicos hacen referencia a la Circulación General Atmosférica, determinada por centros de acción dinámicos y centros de acción térmicos y masas de aire. En cuanto a los centros de acción dinámicos, destacan el ANTICICLÓN DE LA AZORES, cuyos efectos de traducen en tiempo estable y temperaturas relativamente elevadas en verano, y la DEPRESIÓN DE ISLANDIA, cuyos efectos se traducen en abundantes precipitaciones en invierno, cuando se desplaza hacia el sur, mientras que se debilitan en verano, cuando se desplaza hacia el norte de Europa. En cuanto a los centros de acción térmicos, destaca el CENTRO TÉRMICO EURASIÁTICO, el cual se instala en el interior del continente para regular el régimen termopluviométrico imperante en Europa oriental, aunque esporádicamente pueda afectar al resto. En cuanto a las masas de aire, destaca la alternancia de masas de aire polar y masas de aire tropical, lo que se traduce en un evidente contraste estacional.

Los factores geográficos hacen referencia a la influencia marítima u oceanidad, la continentalidad y el relieve. En cuanto a la influencia marítima u oceanidad, la costa de Galicia está bañada por la corriente cálida de la DERIVA NORATLÁNTICA, prolongación septentrional de la CORRIENTE DEL GOLFO, cuyos efectos se hacen sentir en una elevación de la temperatura del aire en contacto con ella que permiten unos valores térmicos en invierno hasta 11°C superiores a los de la costa norteamericana. En cuanto a la continentalidad y el relieve, la configuración de este último provoca oscilación térmica entre la costa y el interior, y, asimismo, el Efecto Föhn, esto es, un descenso térmico (0,4-0,7ºC cada 100 m) y un aumento de la humedad a medida que se asciende en las vertientes a barlovento y, en cambio, un aumento térmico y un descenso de la humedad en las vertientes a sotavento.

La interacción de todos estos factores da lugar al CLIMA OCEÁNICO (Cfb), resultado de la regulación térmica del océano, las corrientes cálidas, las masas de aire polar marítimo y la acción permanente del Frente Polar. Las temperaturas son moderadas (enero: 6-13°C; agosto: 15-18°C) y la amplitud térmica es de apenas 10ºC, lo que da lugar a inviernos templados y veranos frescos. Las precipitaciones, a menudo acompañadas de fuertes vientos, son abundantes (1.500-2.000 mm), siendo máximas en invierno, y la humedad es elevada debido a la acción del mar. Los ríos son regulares, con débil estiaje en verano.

Asimismo, los profesores TORRES LUNA y PÉREZ ALBERTI distinguen entre matices y dominios, respectivamente:

Clima del chaflán noroeste u oceánico húmedo. Se localiza en la zona nornoroeste del litoral, entre Fisterra y Ribadeo. Las temperaturas son suaves y la amplitud térmica es de apenas 10ºC. Las precipitaciones son inferiores a la media (500-1.000 mm) por el efecto de abrigos en golfos y ensenadas.

Clima de las Rías Baixas u oceánico con fuerte tendencia a la aridez estival. Se localiza en las Rías Baixas. Las precipitaciones son muy abundantes (1.500-2.000 mm, excepto en verano) debido a la recepción de los flujos húmedos del suroeste.

Clima de las plataformas occidentales o hiperhúmedo. Se localiza al oeste de la Dorsal. Las precipitaciones son muy abundantes (1.500-2.000 mm) y el grado de sequía es menor que el de las Rías Baixas.

Clima de la meseta lucense u oceánico continental. Se localiza en gran parte de Lugo y parte de Ourense. Las temperaturas son muy elevadas y la amplitud térmica supera los 10ºC. Las precipitaciones son abundantes (1.000-1.200 mm), aunque inferiores a las de las plataformas occidentales debido a la continentalización.

Clima de A Mariña. Se localiza en la costa cantábrica. Las temperaturas son frescas. Las precipitaciones son moderadas.

Clima de depresiones u oceánico-mediterráneo. Se localiza en las fosas tectónicas. Las temperaturas son muy elevadas. Las precipitaciones son inferiores a la media (500-1.000 mm).

Clima de montaña atlántica u oceánico de montaña. Se localiza en las sierras orientales y sudorientales. Las temperaturas varían según la altitud. Las precipitaciones son muy abundantes (2.000-2.500 mm).

BIBLIOGRAFÍA

George, P. (dir.) (1991): Diccionario Akal de Geografía, Madrid, Akal.

Gil Olcina, A. et Gómez Mendoza, J. (2001): Geografía de España, Barcelona, Ariel.

Pérez Alberti, A. (1979): Xeografía de Galiza, Madrid, Santillana.

Torres Luna, María Pilar de (1990): Galicia, rexión de contrastes xeográficos, Santiago de Compostela, Servicio de Publicacións da Universidade de Santiago de Compostela.

sábado, 8 de octubre de 2016

Fachada del Convento de Santa Clara de Santiago de Compostela

El documento objeto de comentario se corresponde con la fachada principal del Convento de Santa Clara de Santiago de Compostela (1719), obra cumbre del barroco de placas gallego y, más concretamente, del barroco compostelano, facturada por Simón Rodríguez para las Hermanas de la Orden de las Clarisas.

El arte barroco se define como un conjunto de manifestaciones arquitectónicas, escultóricas y pictóricas desarrollado entre los siglos XVI y XVIII que rompe con el clasicismo renacentista, fruto de una época de convulsiones en Europa, esto es, la Reforma protestante y católica, los conflictos político-religiosos y los avances científicos (Kepler, Galileo) que contribuyen al decaimiento del antropocentrismo propio del Renacimiento. Es, asimismo, un arte propagandístico al servicio de la Iglesia católica y las monarquías absolutistas, sobre todo la francesa, que busca conmover al espectador a través de temas que redundan en la fugacidad de la vida y la muerte y recursos visuales como las distorsiones arquitectónicas, las luces irreales, la teatralidad y la escenografía.

El arte barroco nace en Italia a finales del siglo XVI a partir del manierismo y, a lo largo del siglo XVII (1630-1690), con centro en Roma, se va imponiendo paulatinamente en los restantes estados europeos, donde se adapta a las tradiciones. Entre 1690 y 1750 se desarrolla, finalmente, el barroco tardío y el estilo Rococó, caracterizado por su gran carga decorativa y el recurso a la escenografía.

A nivel arquitectónico, el arte barroco varía en función de las adaptaciones regionales. En España, la arquitectura de la primera mitad del siglo XVII se caracteriza por sus influencias herrerianas, la transmisión de un mensaje contrarreformista en relación con el Escorial y el monumentalismo. A lo largo del siglo XVII se desarrolla una arquitectura jesuística que toma su modelo de la Iglesia del Gesú de Roma, de materiales pobres como el ladrillo, y una arquitectura urbana cuyos elementos más importantes son la plaza mayor como la de Madrid de Gómez de la Mora, el teatro, los paseos, las plazas de toros, etc. A partir de la segunda mitad del siglo XVII en adelante, el rigor estructural y ornamental escurialense queda atrás, superado por la riqueza decorativa, el movimiento y dinamismo de los muros, la ruptura de los frontones y el dominio de la curva (Hermanos Churriguera – Plaza Mayor de Salamanca; Figueroa – Colegio de San Telmo de Sevilla; Narciso Tomé – Transparente de la Catedral de Toledo; Herrero el Joven – Iglesia del Pilar de Zaragoza; Giner Rabassa de Perellós y Lanuza – Palacio del Marqués de Dos Aguas de Valencia; Jaime Bort – Catedral de Murcia). El siglo XVIII, por otra parte, asiste a la influencia del gusto francés de Versalles y de elementos italianos combinados con españoles (bolas, chapiteles o agujas, motivos heráldicos, materiales, etc.), tal y como podemos comprobar en el Palacio Real de La Granja de Juvara y Ardemans. Cobran gran importancia asimismo los jardines y los interiores rococós.

En Galicia, Santiago de Compostela comprende el foco urbano (palacios, plazas) donde se desarrolla un barroco símbolo del poder eclesiástico, cuyas características más importantes yacen en la utilización de materiales nobles como el granito, el desarrollo de las placas (figuras geométricas superpuestas en los muros) y el gran sentido aéreo de sus edificios (frontones y campanarios). Gracias a la buena coyuntura económica, producto de las rentas percibidas por la nobleza y la Iglesia y la introducción del maíz americano, en el ámbito compostelano prolifera la construcción de pazos, iglesias y monasterios entre los que destacan la Iglesia de San Agustín de Fernández Lechuga; la Plaza del Obradoiro de Vega y Verdugo; el Monasterio de San Martín Pinario de Mateo López; la Torre del Reloj de la Catedral de Diego de Andrade; la Casa de las Pomas y la Casa de las Madres Mercedarias de Diego Romay; la Casa del Cabildo, la Casa del Deán y el Palacio de Fondevila de Fernández Sarela; la Fachada Norte o Azabachería de la Catedral de Ferro Caaveiro, y, finalmente, la Iglesia de San Fiz de Solovio y la Fachada del Convento de Santa Clara de Simón Rodríguez.

En el caso que nos ocupa, la fachada del Convento de Santa Clara (siglo XIII), facturada en granito, actúa a modo de telón de la austera fachada de la iglesia en el interior, tras el jardín. La portada, anticlásica, dispuesta en tres cuerpos, asciende desde el umbral de la entrada principal, enmarcada por un grueso baquetón y orejeras en los ángulos y flanqueada por dos placas geométricas redondas, hasta superar la primera cornisa, por encima de la cual, en el segundo cuerpo más decorado, un par de placas en forma de volutas flanquean una hornacina vacía y otra incrustada en un frontón partido con la figura de Santa Clara, que porta báculo, símbolo de guía, y custodia, símbolo de la Eucaristía. El tercer cuerpo, por su parte, se desarrolla a partir de una segunda cornisa, sobre la cual se dispone un frontón partido en su base con el escudo de la Orden de las Clarisas, que evoca las yagas de San Francisco, flanqueado por dos placas geométricas a modo de medallones o cilindros que anuncian otra más grande que corona el frontón y da una sensación de inestabilidad al conjunto de la fachada. En líneas generales, la profusa ornamentación a base de placas juega con las luces y las sombras de la fachada, donde predomina el muro sobre el vano.

BIBLIOGRAFÍA

Argan, G. C. (1999): Renacimiento y Barroco, vol. II, Madrid, Akal.

Bérchez, J. et Fómez-Ferrer, M. (1998): Arte del barroco, Madrid, Historia 16.

Folgar de la Calle, M. C. (1989): Simón Rodríguez, A Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza.

Martínez Ripoll, A. (1989): El Barroco en Europa, Madrid, Historia 16.

Soraluce Blond, J.R. (1999): Guía da arquitectura galega: linguaxes e mensaxes, Vigo, Galaxia.

Vila Jato, D. (1991): Arquitectura barroca en Galicia, Madrid, Historia 16.

Memorial para que no salgan dineros del reino

Valladolid, 1 de marzo de 1558

En el nombre de la Santísima Trinidad (…) la orden que da Luis de Ortiz, Contador de Castilla de Su Majestad y vecino de la ciudad de Burgos, para que no salgan dineros de estos reinos de España, antes vengan de otros a ellos, y para que bajen las cosas de los excesivos precios en que al presente están (…).

Lo primero es que se deroguen las leyes del Reino por las cuales están los oficiales manuales aniquilados y despreciados y se promulguen y hagan otras a favor de ellos dándoles honra y trabajo (…).

Lo primero se ha de considerar que la principal fuente del dinero del mundo es España, así por lo que en ella nace como por lo que viene de Indias, y si se conservase en estos Reinos no podría ser menos sino que el poderosísimo Rey y Señor nuestro allanase y sujetase con ello la mayor parte del Universo que es de infieles e hiciese que los otros príncipes cristianos no teniendo con qué le hacer la guerra tuviese por bien de hacer una paz perpetua con Su Majestad, lo que redundaría en grande ensalzamiento de nuestra Santa Fe Católica (…).

El documento objeto de comentario se corresponde con una fuente primaria histórico-circunstancial y, más concretamente, con un fragmento perteneciente al memorial escrito por Luis Ortiz, contador de Hacienda de Castilla, dirigido al rey Felipe II de España bajo el título Memorial para que no salgan dineros del reino (1558), considerado el primer texto del arbitrismo económico, corriente de pensamiento político y económico, precursora del mercantilismo, desarrollada en España durante la segunda mitad de los siglos XVI y XVII cuyos principales representantes son el mismo Ortiz, Tomás de Mercado, Martín González de Cellorigo, Sancho Moncada, Pedro Fernández de Navarrete y Luis Valle de la Cerda. El arbitrismo surge como un movimiento de reforma cuya actuación se encuentra, principalmente, en los muchos memoriales dirigidos a los Austrias para que tomen ciertos arbitrios (medidas en beneficio del Reino) como parte de una política económica necesitada de reformas estructurales.

El texto se enmarca en los inicios del reinado de Felipe II (1556-1598), caracterizado por un marcado centralismo político y el fin del ciclo económico expansivo que dará lugar a la contracción económica de la primera mitad del siglo XVII frente al predominio económico del norte de Europa.

El rey prudente, heredero de las Españas, los estados de la Casa de Borgoña, los territorios de Ultramar y el Reino de Portugal, encarna el ideal del monarca absoluto que vincula el Estado a su persona y dispone, por ello, de amplísimas prerrogativas al servicio de la unidad católica y la hegemonía de la Corona española que se traducen, por una parte, en un política interior celosa en la administración, la actividad de la Inquisición y el aislamiento cultural y, por otra, en una política exterior agresiva frente a Francia, Inglaterra, Países Bajos, Italia y el Imperio otomano.

En lo que respecta al ámbito económico, la etapa de Felipe II en el trono español se había iniciado bajo el gravamen de la deuda heredada del reinado de Carlos I, fruto de los empréstitos y las constantes campañas militares, y la declaración de una primera bancarrota en 1556 a la que seguiría otra en 1575 con graves consecuencias económicas para el eje mercantil y financiero Medina del Campo-Amberes, el comercio lanero y ciudades como Burgos, Santander y Bilbao. En ese sentido, el arbitrista Luis Ortiz se expresa en términos que dejan advertir que la causa principal de la inflación de precios castellana, paralela a la Revolución de los precios analizada por el hispanista Earl J. Hamilton, está en la salida de oro del reino, por lo que aconseja acabar con la exportación de capitales y otros recursos provenientes de Indias a fin de potenciar la industria manufacturera castellana y forzar la paz entre los reinos cristianos y España.

Los llamamientos de Ortiz a la toma de decisiones, sin embargo, no surten el efecto esperado. La Monarquía hispánica proseguirá su marcha hacia la crisis, el estancamiento y el empobrecimiento económico de la mano de la quiebra hacendística y la expulsión de los moriscos bajo el reinado de Felipe III (1598-1621), que provoca el derrumbamiento agrícola, artesanal y demográfico de las áreas afectadas (Valencia, Murcia, Andalucía, parte de Castilla y Extremadura, Aragón, Cataluña) y la aparición de los desequilibrios entre el centro y la periferia; el desplazamiento del eje comercial desde el Mediterráneo hacia el Canal de la Mancha y las pérdidas territoriales sufridas bajo los reinados de Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Si bien parte de la inspiración de las ideas arbitristas están en la base de las reformas emprendidas por el conde-duque de Olivares bajo la monarquía de Felipe IV, el fracaso de éstas contribuirán decididamente al desprestigio de los hoy considerados precursores del mercantilismo.

BIBLIOGRAFÍA

Bennassar, B. et al. (1991): Historia Moderna, Torrejón de Ardoz, Akal.

Domínguez Ortiz, A. (1994-2001): Historia Universal, vol. III, Barcelona, Vicens Vives.

Elliot, J. H. (ed.) (1982): Poder y sociedad en la España de los Austrias, Barcelona, Crítica.

Floristán, A. (coord.) (2011): Historia de España en la Edad Moderna, Barcelona, Ariel.

Kinder, H., Hilgemann, W. et Hergt, M. (2007): Atlas histórico mundial. De los orígenes a nuestros días, Madrid, Akal.


Lynch, J. (2007): Los Austrias (1516-1700), Barcelona, Crítica.

viernes, 7 de octubre de 2016

Pirámide de población de España (2020)


El documento objeto de comentario se corresponde con la pirámide de población de España en enero de 2020. Una pirámide de población es una representación gráfica de la estructura por sexo y edad de una población en un momento determinado. Tal y como se puede observar, en el eje de abscisas se indican los valores de población, expresados en porcentajes, y en el eje de coordenadas, los grupos de edad o cohortes, agrupados en intervalos de cinco años. En la mitad izquierda del gráfico se representan, mediante barras, los valores correspondientes a la población masculina, mientras que en la mitad derecha se representan del mismo modo los valores de la población femenina. La fuente procede del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En cuanto a la estructura por sexo, el índice de masculinidad (IM) en España supera el 96%. Tal y como podemos comprobar, la población masculina es mayor que la femenina durante las dos primeras décadas de vida, aunque, posteriormente, la proporción entre ambos sexos se va equilibrando para dar paso, a partir de los 55 años, al predominio de las mujeres, quienes poseen una esperanza de vida mayor que los hombres (5 años y medio).

En cuanto a la estructura por edad, podemos distinguir tres grupos: jóvenes (hasta 15 años), adultos (entre 16 y 64 años) y mayores (más de 64 años).  La proporción de mayores es significativa debido al progresivo aumento de la esperanza de vida. La despreciable proporción de mayores de 100 años se corresponde con la generación que vivió la Guerra Civil (1936-1939), lo que se traduce en la aparición de generaciones huecas en forma de entrantes entre los 80 y los 84 años, aunque ya no se puede apreciar en la pirámide. La generación entre 65 y 79 años aumenta su proporción progresivamente conforme se aleja el espectro del conflicto, mientras que los adultos de 45 a 64 años aumentan considerablemente debido al baby boom vinculado a la recuperación económica del régimen franquista y al éxodo rural entre la década de los sesenta y los setenta, si bien descompensado por la emigración hacia el centro y el norte de Europa. La generación comprendida entre los 20 y los 44 años se va reduciendo debido al débil crecimiento demográfico causado por la crisis económica de 1973, el aumento del coste de la vida, la emancipación de la mujer, la generalización de métodos anticonceptivos o el progresivo envejecimiento de la población a lo largo de la década de los ochenta y los noventa. A pesar del ligero aumento de los efectivos en forma de salientes entre los 10 y los 19 años, es decir, la generación debida, entre otras razones, a la inmigración extranjera atraída por la recuperación económica del país en la primera década de siglo XXI, los entrantes correspondientes hasta los 9 años indican un crecimiento débil debido a la crisis económica de 2007. A la luz del análisis, podemos decir que la pirámide de población es regresiva, esto es, presenta un crecimiento demográfico muy débil, nulo o negativo y una población envejecida.

Según la proyección demográfica estimada por el INE para el año 2064, España perderá aproximadamente 6,6 millones de habitantes debido, principalmente, al progresivo aumento de la mortalidad y al descenso de natalidad. El número de fallecidos superará al de nacidos. El saldo vegetativo será negativo y la inmigración no lo dará compensado. Las comunidades con un saldo más negativo serán el Principado de Asturias, Galicia y Castilla y León, y sólo será positivo en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, la región de Murcia, la Comunidad de Madrid y las Islas Baleares. El envejecimiento demográfico se agravará y, en menos de cincuenta años, la esperanza de vida al nacer aumentará hasta los 91 años en el caso de los hombres y hasta los 95, en el caso de las mujeres, por lo que también aumentará la tasa de dependencia en más de siete puntos para 2029, situándose cerca del 60%. En ese sentido, habrá de incrementarse el gasto público en pensiones y prestaciones de protección social, a costa de retrasar la edad de jubilación, con el fin de compensar la progresiva disminución de población que trabaja y cotiza a la Seguridad Social. La modificación del mercado laboral, cada vez más orientado hacia la creación de puestos de trabajo destinados a atender a nuestros mayores, y la modificación de las pautas de consumo, ahorro e inversión (ya que los mayores gastan más en vivienda, energía y servicios de salud y son más ahorradores) serán otras de las consecuencias del progresivo envejecimiento de la población española. Para ciertos expertos, como Alejandro Macarrón, algunas de las soluciones pasan por adoptar una política abierta a la recepción de inmigrantes y aplicar medidas pronatalistas, como la concesión de ayudas económicas por nacimiento, adopción o familia numerosa; bonificaciones en la cotización a la Seguridad Social y desgravaciones en la declaración de la renta; descuentos o gratuidad en tasas dentro del ámbito educativo, etc.