El
documento objeto de comentario se corresponde con un póster ilustrativo sobre
la evolución de la erosión de la capa de ozono en la Antártida entre 2003 y 2011,
cuyos autores se encuadran dentro de Copernicus,
el programa de observación ambiental de la Unión Europea, y, más concretamente,
en el Copernicus Atmosphere Monitoring
Service (CAMS), cuyo objetivo raya en la monitorización de la atmósfera a
nivel global y regional.
La
progresiva erosión de la capa de ozono, escudo protector ante la radiación
solar perniciosa, viene siendo un problema de relevancia global desde 1987,
cuando se firmara el Protocolo de Montreal para reducir la producción y el
consumo de sustancias consideradas responsables del agotamiento de la capa de
ozono, los clorofluorocarbonos (CFC), y, más precisamente, desde la firma de
dos nuevos acuerdos en Londres y Copenague en 1990 y 1992, respectivamente, que
obstaban a eliminar totalmente los CFC para el año 1996. La cantidad de ozono
(O3) dispuesto en ínfimas proporciones (0,08%) a lo largo de la estratosfera,
situada a 20-40 Km de altura, disminuye en función de la acción antrópica
derivada del uso de propulsores como el freón, abonos nitrogenados, aerosoles o
aislantes, de forma que la creciente conciencia medioambiental, plasmada en
ciertos casos en la legislación actual, recomienda evitar el uso de
clorofluorocarburos con el objetivo de recuperar la capa de ozono, pese a la
lentitud de tal proceso.
Tal y
como se puede comprobar en el póster, la evolución del agujero de la capa de
ozono, atendiendo a la premisa de que éste aumenta en invierno debido a la
falta de radiación solar y se cierra en verano, describe una oscilación entre
2003 y 2011 tendente a su reducción y, por tanto, a la plena restauración de la
capa de ozono, que se producirá en las próximas décadas como resultado de la
acción internacional, tal y como concluye el último informe realizado por el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización
Meteorológica Mundial (OMM). Sin embargo, el mismo informe apunta que el
calentamiento global causado por los seis gases de efecto invernadero (dióxido
de carbono, gas metano, óxido nitroso, hidrofluorocarburos, perfluorocarbonos y
hexafluoruro de azufre) está afectando considerablemente la reducción de la
capa de ozono, por lo que mientras no se restaure ésta seguirá existiendo alto
riesgo de cáncer de piel, lesiones oculares, daños en el sistema inmunológico y
en el ecosistema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario